En Roma, cualquier caminante medianamente observador descubrirá unas pequeñas fuentecillas, no tienen más de 1 metro de alto, son lo que los romanos han denominado “Nasone”, algo así como “narizota”. Los puedes encontrar a cientos por la ciudad, de cualquier color, más o menos cuidados y elaborados.
Su función es dar de beber desde hace siglos a los viandantes. El agua de Roma tiene un poco de saborcillo al principio, pero está buena, y tiene la increíble ventaja de estar fresquita todo el año.
No tendrían nada de especial, ya que en muchos lugares del mundo existen fuentes en las calles en las que la gente se puede parar a beber. Lo divertido del “Nasone” es que el agua fluye de forma continua, y si uno desea beber, debe taponar la salida de agua y beber del chorrito, que sale de un pequeño orificio, que se encuentra en mitad de la “nariz”, es una forma simpática y divertida de tomar un trago de agua.
“Bebiamoci un po’ di aqua in questo nasone!!”
me encanta la idea de los tip-off! un beso guapo, cuidate mucho!
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