sábado, 6 de noviembre de 2010

GOL DE DEL PIERO EN SAN SIRO

Para iniciar lo que espero sea un año lleno de viajes a lugares fantásticos, decidí empezar dando un pequeño salto al norte, pero sin salir de país; no hay ciudad como Roma en el Mundo mundial, pero debo admitir que Milán también tiene su encanto.

Las diferencias en Italia son muy evidentes, te das cuenta de ello nada más llegar a cada ciudad. El Norte rico y gris, el Sur pobre y azzurro, entre medias está Roma, la cual aún no soy capaz de encuadrar con exactitud.

En la capital económica del país, el ambiente es más oscuro y frío, no es un museo al aire libre y sus gentes tienen la malsana costumbre de mirarte por encima del hombro.  Pero es innegable que se respira un ambiente “affascinante”. Una marea de gente recorre algunas de las calles más caras y elitistas de mundo, el Duomo señorial acompañado por la majestuosa Galería de Vittorio Emanule y la elegante Scala, multitud de chicas para quitar el hipo y cochazos para babear como un niño. Probablemente no sea equivocado decir que Milán es la cuna mundial del estilo.

Como no puede ser de otra forma, mi viaje se realizó en método “Acople Total”, el pobre Alex fue el principal sufridor en ésta ocasión, a cambio le nombro en el Blog, un intercambio más que justo por soportarme 4 días.

El ambiente en Milán, como toda la ciudad, es muy “fighetto”, que aparte de otros significados, viene a querer decir “in” o “pijo”, la idea del italiano del norte que todos tenemos en la cabeza es lo que viene siendo la fauna habitual en las discotecas, que por cierto, en su mayoría, cierran a las 3 am… Lo se, frase típica española: “¡Pero si a esa hora a veces ni he terminado el botellón!” Pequeño obstáculo, pero salvable empezando a beber a las 7 pm, es pronto, un madrugón etílico en toda regla, pero luego tienes 12 horas de fiesta (obviamente, un español fiestero medio que se precie no llega a casa antes de esa hora ¡jamás! Da igual la hora de inicio, la fiesta se termina, como pronto, al amanecer).

El Sábado tocó partido, ¡¡PARTIDAZO!! ¡Milán – Juventus! El Clásico de Italia. Un partido siempre caliente y con mucha rivalidad. Cuando fui a comprar la entrada hace un par de semanas me temía sablazo, pero es un partido y una vez en la vida, así que me despedí de mi billete verde de cien euritos… Al recibir el cambio creí que se había equivocado, y le repito al cajero que quiero una entrada para el mejor partido que se puede ver en Italia, no para ir al cine, me sonríe y me voy con las vueltas y la entrada, hago cuentas… ¡¡16 euros!! Se me cayó una lagrimita.

Ya en el estadio el ambiente era increíble, 45 minutos antes de empezar estaba lleno hasta la bandera. Gente saltando para coger mejor sitio, la música sonando a todo volumen, cánticos de la hinchada del Milán, algunas voces de los de la Juve, banderas enormes ondeadas sin cesar, alineaciones coreadas a pleno pulmón, el himno cantado con alegría contagiosa y estúpidos ultras insultando y encendiendo bengalas, muchas bengalas, demasiadas bengalas (tienen un problema crónico con la violencia en los estadios y no son capaces de solucionarlo, algún día pasará algo grave y entonces llorarán como sólo los italianos saben hacer… La estupidez y la incompetencia me enfadan y me ponen triste. ¡Una pena!).

Empieza el partido… ritmo loco, equipos en bajo momento de forma, mucha tensión, dominio del Milán, gol de la Juve (obviamente pensé). Bastante gente a mi alrededor celebrando el gol, que raro…  Segunda parte, más de lo mismo, juego algo más trabado y los bianconeri perdiendo tiempo descaradamente, contra ataque y gol del 10, el Raúl italiano, Alessandro Del Piero. Me hundo en el asiento y compruebo, alucinado, que casi la mitad del estadio está festejando el gol, mientras que los pobres que visten rossonero no saben donde meterse, creía que esto era San Siro y que el que jugaba como local era el equipo milanista, ¡Italia es un país que no para de sorprenderme! ¿Alguien se imagina a la mitad del Bernabeu celebrando un 0 - 2 del Barça? Faltando cinco minutos metió gol Ibra, y le dio ese toque de emoción final que nunca le falta a un partido en el que juegue un equipo italiano. Al final, 1 - 2 para los visitantes, la Juve se llevaba los tres puntos de San Siro.

En el norte es más habitual “hacer el aperitivo”, se trata de una especie de bufe libre, en el que pagas alrededor de 10 eurillos por un vaso de lo que te apetezca beber y comes todo lo que quieras, es genial para hacer una merienda-cena y empalmar directamente con los primeros cocktails, así que el Domingo quedamos a las 8 pm y nos fuimos a uno de los múltiples sitios en los que se ofrecían aperitivos (casi cualquier sitio los oferta, lo que pasa es que la calidad es muy diversa, y los precios no tanto, así que los sitios guays están a reventar y se tiene que esperar un rato).

Al igual que a la ida escogí el “Freccia Rosa”, el tren de alta velocidad italiano (único tren decente de toda Italia) que tardó tres horas en llegar a Milán y fui como un señor. A la vuelta, para ahorrar dinero y aprovechar a tope el puente, me volví en el tren de literas nocturno, es una de esas experiencias que uno vive en éste país, ¡¡y que NO recomiendo a nadie!! Casi tienes que asomarte a la ventana para cerciorarte que no estás en algún país tercermundista. Algo más de 1 hora de retraso para salir, ruido y traqueteo constante e insoportable, y un calor sofocante provocado por meter a 3 personas en el camarote de los hermanos Marx. Y de Termini directamente a la Oficina sin pasar por la casilla salida. ¡No ha estado mal como primer viaje de la era becario! Próximo destino…

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